La lucha
por controlar el interior del continente ayudo a moldear varias armadas
sudamericanas durante los siglos XIX y XX. Hubo numerosos conflictos que
incluyeron fuerzas fluviales entre naciones que compartían los ríos Amazonas y
tributarios del Rio de la Plata. Estos conflictos generalmente comenzaban por
incursiones de representantes gubernamentales a regiones reclamadas por más de
una nación.
Las áreas
en disputa en el corazón de Norte y centro de Sudamérica eran casi
inaccesibles. Los Andes formaban una formidable barrera que las separaba de los
centros de población de la mayoría de las naciones de herencia hispánica. Los
ríos y riachos proveían el único acceso a gran parte de la región. En cada confrontación,
el país que tuviera el control de la posición de río abajo tenía una ventaja
distintiva, ya que controlaba el influjo de prácticamente todo el material y
hombres que querían subir río arriba.
El
Amazonas y sus tributarios proveían el único acceso al corazón norteño del
continente, el río principal era navegable por buques oceánicos por más de tres
mil millas. Pero el Amazonas presentaba obstáculos logísticos brutales; y
Brasil tenía la ventaja de estar corriente abajo. Los conflictos se ganaron
principalmente a través de negociaciones, ocasionalmente por guerras en pequeña
escala, ganando la mayoría del territorio en disputa a sus vecinos hispanos.
En el Rio
de la Plata, el corazón del continente, Paraguay tenía la ventaja de estar
corriente abajo de Bolivia en su pelea por el Chaco Boreal, o Chaco Norte. Al
contrario de lo ocurrido en el Amazonas, la Guerra del Chaco no fue sólo una
guerra contenida, sino la primer guerra a gran escala en el Siglo XX, peleada
en un medio ambiente de jungla, donde los combatientes sumaron casi
cuatrocientos mil, y se luchó por tres años, perdiéndose casi 90.000 vidas.
LA GUERRA
DEL ACRE O DEL CAUCHO
Las
fuerzas marítimas jugaron un rol importante en las luchas de los estados
que bordean el Amazonas, para definir sus fronteras nacionales. Entre 1899 y
1903, Bolivia y Brasil se enfrentaron por la provincia de ACRE, que está en el
centro de Sud América. Hasta el año 1899 se había producido un importante avance de
colonizadores brasileños que ocuparon el área de los ríos Purús y Acre, al sur
de la línea de fronteras.
Bolivia
antes de la Guerra del Acre
La
gran demanda de caucho a fines del siglo XIX por la industria del automóvil
europeo fue uno de los motivos por los cuales se inició el conflicto entre
Bolivia y Brasil.
Ambos
países reclamaron esta área pero ninguno de los dos la gobernaba efectivamente.
Su población estaba constituida por indios sin identidad nacional, unos cuantos
Bolivianos y casi 18.000 brasileños. Había muy pocos caminos y canoas y balsas
eran el principal medio de transporte. Con el propósito de remediar aquella situación,
en enero de 1899 se creó la Aduana Boliviana de Puerto Alonso. Era un acto legítimo
de soberanía, con propósitos eminentemente administrativos. Se trataba de
recaudar los derechos de aduanas que al país le correspondía por la explotación
de goma que explotaban bolivianos y extranjeros dentro de su territorio. El
poco tiempo que pudo funcionar como tal, produjo ingresos interesantes para el
fisco.
Puerto Acre (Puerto Alonso)
Vapores cargando caucho. Foto en vidrio coloreada.
Pero luego Puerto Alonso se convirtió en el centro político y militar de
los conflictos. Los gomeros y barraqueros brasileños, alentados desde Manaos donde
se ejercía control del flujo comercial de la goma en el Amazonas, sintiéndose
afectados en su interés resistieron el impuesto para posteriormente declarar el
“Estado Independiente del Acre, Purús y Yacú” mediante un movimiento
autonomista liderado por el colonizador español Luis Gálvez Rodríguez de Arias, que había servido
como cónsul Boliviano en Belem, Brasil. Se inició de esa manera la primera llamada
“revolución del Acre”. Los acreanos brasileños se organizaron política y
militarmente, ocuparon Puerto Alonso destituyendo violentamente a las
autoridades bolivianas.
Para conjurar aquella revuelta, se nombró delegado nacional en el Acre y
el Alto Perú a Andrés S. Muñoz, que salió de La Paz por la ruta del rió Beni.
Poco después, tropas al mando del vicepresidente de la República, Lucio Pérez
Velasco, salieron desde Cochabamba por la ruta del Chapare y el ministro de
Defensa Ismael Montes encabezó otro contingente por la difícil ruta de
Larecaja. Eran rivales políticos que competían por prestigio, pero llegados al
Acre lograron aunar fuerzas y restablecer provisoriamente el orden. El
Batallón Independencia Segundo de Línea, más conocido como la “Columna Montes”
estaba compuesta por 200 hombres, de los cuales murieron 138 diezmados por el
clima y las enfermedades tropicales de la región.
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Puerto Alonso |
Desde La Paz hasta el Acre las tropas tardaban desde tres hasta cuatro
meses de penoso viaje, la mayor parte a pie a través de los bosques. Sus
pertrechos eran insuficientes dadas las limitaciones económicas del Estado. El
clima era hostil a los soldados andinos, y se lamentaron bajas por enfermedades
y agobio; era una lucha en un escenario extraño. Así y todo pudo enfrentar
varias luchas con éxito, recuperando Puerto Alonso y sofocando inicialmente
esta primera revolución acreana antes de regresar a La Paz después de un año de
campaña.
Mientras en el Acre las tropas bolivianas intentaban recuperar el orden,
el Gobierno boliviano iniciaba urgentes gestiones diplomáticas ante el Brasil.
El embajador boliviano en Río de Janeiro solicitó en principio ayuda del
gobierno brasileño para sofocar la revolución acreana. Pero la República
Federativa había heredado los impulsos expansioncitas del imperio. Y esta
revuelta alentaba ya al Brasil a incorporar el Acre a su territorio. Bolivia
recibió como respuesta una severa nota de la Cancillería brasileña en la que,
entre otras cosas, se le recordaba que “al soberano le toca defender su
soberanía, es su derecho y su deber”
La Cancillería brasileña con creciente agresividad diplomática adujo
nuevas interpretaciones al tratado y se establecieron nuevas imposiciones para
el naciente del Yaviri y el curso de esta línea. El resultado de varias marchas
y contra marchas devino en que el Brasil declaraba el territorio acreano, al
sur del dicha línea, como territorio “en litigio” desconociendo la soberanía de
Bolivia sobre el mismo.
Ante la presión brasileña y sintiéndose sin capacidad de ocupar y
controlar aquel conflicto y lejano territorio nacional, el Gobierno boliviano
comenzó a madurar la idea de arrendar el Acre a algún consorcio internacional
que pudiese hacerse cargo en su nombre de su administración. Era una idea
típicamente liberal, gestada y encomendada por empresarios mineros. Félix
Avelino Aramayo, entonces embajador de Londres, asumió esta iniciativa por
encargo del Gobierno y luego de prolongadas y controvertidas gestiones logró un
acuerdo con el consorcio Anglo Americano que terminó de constituir “The
Bolivian Sindicate” el cual debía administrar y recaudar las rentas públicas en
el Acre por un periodo de 30 años a cambio de recibir el 40% de las rentas
recaudadas.
El historiador boliviano Valentín Abecia califica este contrato de
administración como “un negocio desgraciado en todos los aspectos”. Desde el
inicio se advirtieron dudas en torno a la composición, capacidad y legitimidad
del consorcio extranjero. El contrato, como tal también fue observado así como
la ausencia de un representante del sindicato en el país.
Las dificultades principalmente vinieron, sin embargo, desde el propio
Brasil. Las Cancillerías de ese país y del Perú reaccionaron airadamente
pidiendo explicaciones formales sobre la presencia del “Bolivian Sindicate” en
el Acre. El nuevo Canciller brasileño, Barón de Rio Branco, inicio una vigorosa
campaña denunciando este acuerdo y señalando que el mismo permitía la presencia
de intereses internacionales extraños en la amazona y exigía su inmediata
derogación. Al mismo tiempo reiteraba sus intereses en el territorio “en
litigio” del Acre, proponiendo al Gobierno boliviano diversas proposiciones de
canje territorial o la adquisición del mismo.
La posición del Gobierno liberal presidido por José Manuel Pando fue
debilitándose rápidamente. Propuso sin éxito un arbitraje internacional sobre
las posesiones del Acre, al tiempo que intentaba explicar los alcances del
acuerdo con el sindicato dudando ya de la pertinencia del mismo.
En el marco de esta delicada situación, las autoridades bolivianas de
Puerto Acre en el antiguo Puerto Alonso incrementaron los impuestos de aduana.
Esta circunstancia determinó un nuevo alzamiento de los colonizadores
brasileños: fue el comienzo de la llamada segunda revolución del Acre.
Una
fuerza compuesta principalmente por brasileños organizó otra revuelta en
Noviembre de 1900, siendo su objetivo tomar el control de Acre de Bolivia y
crear una república independiente. Conocida como la Expedición de los Poetas,
esta fuerza cuasi-brasileña estaba constituida alrededor del vapor fluvial
Solimoes, que fuera armada por el gobernador de la provincia brasileña de
Amazonas, Silveiro Neri.
El vapor
Solimoes operó en el rio Purus, capturando a la lancha boliviana Alonso, que
fue rebautizada Rui Barbosa. Rodrigo de Carvalho fue elegido el nuevo presidente
de Acre, su autoridad residía en un cañón, una ametralladora y unos 200
hombres. Cerca de la Navidad de 1900 esta fuerza atacó Puerto Alonso y fue
repelida, perdiendo el cañón y la ametralladora. El 29 de Diciembre los
bolivianos armaron la lancha Rio Afua, llevando alivio a la gente de Puerto
Alonso.
José
Plácido de Castro, gaucho y soldado profesional, tomo ahora el control de la
fuerza cuasi-brasileña. El 6 de Agosto de 1902, junto con 33 hombres armados
desembarcaron de canoas y capturaron la población ribereña de Xapurí, en el Rio
Acre Alto, desde donde Placido proclamo la revolución y una república
independiente,ocupando también otras posiciones bolivianas. La barraca Bahía del
empresario boliviano Nicolás Suárez fue también ocupada; y Suárez resolvió
asumir la defensa de sus propiedades organizando la famosa “Columna Porvenir”
en la que tuvieron destacada actuación el después coronel y general del
ejército Federico Román y el indígena tacana Bruno Racua.
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Soldados bolivianos saliendo hacia el Acre |
Pero el
18 de Septiembre un batallón de 180 hombres, dirigidos por el Coronel Rosendo
Rojas sorprendió a la fuerza de Placido, que ahora constaba de unos 70 hombres.
Los brasileños, armados sólo con rifles Winchester y cortos de munición, además
de sufrir deserciones y enfermedades tropicales, fueron derrotados, perdiendo
20 hombres.
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lancha Presidente Frías con soldados constructores |
No
obstante, Plácido reclutó otra fuerza, ahora de unos 1.000 hombres y con parte
de este grupo puso sitio a Puerto Alonso el 10 de Mayo de 1902. El 14 de
Octubre esta fuerza capturó algunas defensas externas junto con la lancha
armada boliviana Rio Afua que había quedado varada durante la lucha. Esta embarcación
fue rebautizada Independencia y fue usada contra sus antiguos dueños. No
obstante este derrota, los bolivianos se mantuvieron en Puerto Alonso
En su edición del 7 de febrero de 1903, la revista Caras y Caretas de
Buenos Aires dedicó sus páginas a la cobertura de la guerra entre Brasil y
Bolivia, con un reportaje gráfico.
En su sección “Menudencias” de la edición dedicada a la Guerra del Acre
se lee lo siguiente:
— ¿Qué pasa en el Acre?
—Cuando los capitalistas extranjeros obtuvieron la concesión, parecía que el territorio iba a subdividirse y a convertirse en menos Acre...
—Bueno, ¿y ahora si chocan Bolivia y el Brasil?
—Ahora tal vez tengamos mas-acre.
—Cuando los capitalistas extranjeros obtuvieron la concesión, parecía que el territorio iba a subdividirse y a convertirse en menos Acre...
—Bueno, ¿y ahora si chocan Bolivia y el Brasil?
—Ahora tal vez tengamos mas-acre.
En otro
sector, los brasileños sitiaron Empresa, que se rindió el 15 de Septiembre.
Otras victorias, la mayoría de los hombres de Placido, tuvieron lugar en Bom
Destino, Santa Rosa varios pueblos ribereños. En Enero de 1903 la fuerza
asaltó y capturó algunas posiciones Bolivianas fuera de Puerto Alonso. El
Independencia, que estaba rio arriba cargado con 30 toneladas de caucho de alta
calidad, forzó el pasaje a través de las baterías costeras bolivianas, para
llevar el caucho rio abajo donde pudiera ser vendido. Las fuerzas de Placido
usaron este dinero para comprar armamento y municiones. El 24 de Enero los
bolivianos de Puerto Alonso debieron rendirse.
El gobierno boliviano intentó dar marcha atrás de su relación con
Bolivian Sindicate, solicitando la anulación del contrato, más la gestión no
tuvo éxito. El consorcio alegó que ya había iniciado inversiones. Poco después
los administradores extranjeros iniciaban conversaciones con el Gobierno del
Brasil que terminó comprando sus derechos.
Las
fuerzas de ocupación, ahora de unos 700 hombres, ocuparon el puerto y avanzaron
hasta donde se unen los ríos Chipamanu (Manuripe) y Tauamanu, formando el rio
Orton. Pero pronto llego una fuerza boliviana al mando del general José Manuel
Pando, presidente de Bolivia, quien ocupó la orilla opuesta. En este momento el
gobierno brasileño formalmente envió tropas al área en disputa y mantenida por
la fuerza cuasi-brasileña- Bolivia, luego de perder por lo menos dos
embarcaciones fluviales al enemigo, admitió la venta de la provincia del Acre a
Brasil, una concesión formalizado por el Tratado de Petropolis y firmado el 17
de Noviembre de 1903.

A cambio del
territorio del Acre Bolivia recibió por el Tratado de Petrópolis la cifra de 2
millones de libras esterlinas. También se acordó la construcción de un
ferrocarril entre las ciudades de Riberalta y Porto Velho, para la exportación
del caucho de aquella época, pero no fue cumplido por las condiciones del
terreno. Bolivia cedía casi 200.000 kilómetros cuadrados de su Acre al Brasil, a
cambio de compensaciones económicas y el tratado actual de fronteras. Los
territorios cedidos forman las actuales ciudades de Brasiléia y Epitaciolandia,
vecinas de Cobija, en el llamado Alto Acre brasileño. En enero de 1904 el
Parlamento boliviano ratificó ese tratado en medio de una débil aunque
reprimida censura popular y casi, se diría, con alivio.
Uno de
los detalles de esta guerra es cuando el militar austrohúngaro Arthur Posnansky
se unió al ejército de Bolivia con su lancha de nombre Anni, a la que rebautizó
con el nombre de Iris para la guerra. La nave fue vital en batalla, ya que el
diseño estratégico y personal del joven ingeniero naval la hacía muy versátil y
práctica en combate. El Iris dio apoyo logístico y transportó al personal,
evadiendo a los revolucionarios para no ser capturados, además presionó y
hostigó al enemigo.
Durante
la guerra, Posnansky volvió a Europa para reconfigurar su nave y ponerla
nuevamente en batalla. El gobierno brasileño que quería secuestrar la lancha
logró capturar a Posnansky, pero poco tiempo después éste logró su libertad.
Con el apoyo de este militar, por primera vez en la historia de Bolivia se
desarrollaron operaciones navales de carácter fluvial y ribereño.
Al
finalizar la guerra, Posnansky fue declarado héroe nacional y reconocido por el
apoyo desinteresado que prestó a Bolivia durante la guerra prestando su nave y
donando inclusive víveres y armamento.
El buque
Iris recibió el nombre de Tahuamanu, y luego de la guerra pasó a servir al ejército
nacional en dos campañas internacionales: la defensa de Manuripi (con Perú) y
la Guerra del Chaco, trasvasando a la Cuenca del Plata en esta última. El barco
todavía es conservado y permanece en la localidad de Riberalta en el Beni como
una reliquia.
http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica-7/ConflictosRibereniosSA-1-Acre.htm
Por
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