Lunes,
26 de noviembre de 2012
Introducción
La cuestión es la reconstitución del
pensamiento filosófico productivo educativo de la Escuela Ayllu, bajo los
principios de complementariedad y reciprocidad con la comunidad y la
naturaleza. Las preguntas del problema son: ¿Si existe una tradición del ocultamiento
del aprendizaje productivo por las políticas educativas, las bases filosóficas
de la Escuela Ayllu no están visibilizadas actualmente? ¿El aprendizaje
productivo de la Escuela Ayllu se manifestará como opción para el país?
Existe el
ocultamiento de muchas experiencias entre ellas la práctica pedagógica de la
Escuela Ayllu, una educación que favorezca a las mayorías nacionales, es decir,
el Estado Boliviano fundado en 1825, ha seguido las líneas educativas
implantadas en el coloniaje. Un modelo educativo para grupos privilegiados por
la corte de España en América.
Ya en la
República, el modelo educativo se ha profundizado llegando a un estado
calamitoso y egoísta incluso con la Reforma Educativa de 1994, porque nos
impusieron una educación que respondía a los intereses de las empresas
trasnacionales e ideologías imperialistas, por ejemplo, el empleo en las aulas
las estructuras de las “competencias” cognitivas, que construyen solamente el
conocimiento ideal del individuo y se olvidan de las prácticas en sí de la ciencia,
tecnología y la técnica.
No se habla de
talleres, de industrias ni mucho menos de trabajo socializado productivo, como
sobrevive en las comunidades indígenas originarias.
El aprendizaje productivo
Sin duda es una
opción para el país, a través de la reconstitución del pensamiento filosófico
productivo educativa de la Escuela Ayllu de Warisata, porque si no retomamos
las huellas productivas del pasado aymara -quichua, de otras nacionalidades
indígena- originarias y la experiencia de Warisata, estaremos al borde del
colapso económico y al filo de la culminación como cultura y como país.
La Escuela Ayllu de Warisata es un hito de
resistencia educativa en la historia de ideas pedagógicas en Bolivia porque ha
iniciado y desarrollado la educación productiva-comunitaria. La experiencia del
aprendizaje productivo de la Escuela Ayllu en Bolivia, tuvo su expresión más
alta en los años 1931 hasta 1940, donde se ha ejercitado el trabajo ligado no
solamente a la economía sino esencialmente a la sabiduría aymara - quichua.
El aprendizaje productivo Consistía en:
Construir el
aprendizaje fructífero en la producción de los alimentos, las vestimentas y el
funcionamiento de las famosas “industrias warisateñas”, talleres de telares
para alfombras, carpintería para muebles, fabricación de tejas, etc. Toda esa
experiencia pedagógica fue primero calumniada, saqueada y luego ocultada. La
calumnia consistió en acusar a la Escuela Ayllu de “comunista” y de “explotador
del indio”. El saqueo consistió en la destrucción total de los talleres.
En fin, fue
ocultada la experiencia pedagógica de la Escuela Ayllu para beneficio de la
clase élite gobernante y el mantenimiento de millones de personas de la clase
popular indígena en la ignorancia y la pobreza.
Por eso, la resistencia
educativa de la Escuela Ayllu tiene mucha importancia actualmente, ya sea como
respuesta ideológica y la concientización a través de la educación para la
liberación no sólo de las ataduras o miedos de pueblos oprimidos y
esclavizados, sino esencialmente la reconstitución del amor al trabajo
socializado y la producción comunitaria.
La
responsabilidad productiva tiene raíces en los pensamientos y las prácticas
profundas de la cultura andina a través de las ayudas recíprocas consientes
como el Ayni, Minka y otros. Por ejemplo, el Ayni, “su ser y esencia está en el
principio de reciprocidad y complementariedad. El Ayni es una síntesis de
diversidad y unidad, de libertad y necesidad en vivir comunidad, por eso es
particularidad y totalidad.
Es una relacionalidad
que recupera la tercera opción lógica, el elemento incluyente como
característica fundamental del pensamiento andino” [ii]. Estas sabidurías han
permitido la transmisión de labores comunitarias en generaciones a través de la
educación por el ejemplo. Así, existe en el país un accionar ético - moral como
responsabilidad productiva en las sabidurías andinas.
En Warisata, los
gestores en complementariedad son la educación pragmática y activista de
Elizardo Pérez, orientado por una estructura lógica del monismo, como se basa
el pensamiento griego - europeo, es decir, bajo el modelo individual. Y el
aprendizaje comunitario de Avelino Siñani que en su estructura lógica de
conocimiento establece “nosotros primero y después el yo”.
Dichas formas de
vida en complementariedad ha dado una unidad consistente con la creación de la
primera Escuela Indigenal en Bolivia denominada Escuela Ayllu. Por eso, la
Escuela Ayllu de Warisata fue fundada en un medio rural para preparar al
indígena y solucionar el problema; socio-económico y cultural del indígena.
Surgió como resistencia comunitaria - filosófica a varios siglos de explotación
colonialista que se ejercía y se ejerce actualmente contra los pueblos
indígenas originarios.
Sin embargo,
siempre han entendido los pueblos originarios de los Andes, de dónde venimos,
qué estamos haciendo y donde vamos, a partir del reconocimiento de sí mismos
como entidad cultural autentica. Sin duda, es existencia desde lo más profundo
del ser y lógica, una forma de vida y de morir con identidad propia, es la
visibilización de nuestras potencialidades para no sólo trascender sino
comprender la misión de vida en equilibrio con la naturaleza.
Por eso, el
trabajo pedagógico en la Escuela Ayllu estaba en reciprocidad con la comunidad
y la naturaleza a través de las labores agropecuarias y los talleres,
concibiendo así una “escuela productiva” bajo una trilogía de “estudio, trabajo
y producción”. Este hecho nos muestra que la educación estaba dirigida con una
visión trascendental que establecía un nuevo tipo de relación entre la
educación y la producción.
Sorprendiendo,
altamente esta pedagogía en esos tiempos en el ámbito nacional e internacional,
cual es la de preparar al estudiante por, en y para la vida con un trabajo
creativo dentro la comunidad. Según la filosofía de los fundadores de la
Escuela Ayllu el nuevo educador debía ser capaz de construir su escuela,
equipar, implementar talleres, fundar núcleos con producción agrícola,
organizar asistencia social, impulsar el mejoramiento del hogar, bilingüe, etc.
Precisamente,
orientaron los lineamientos transformadores de la educación hacia el
aprendizaje productivo en la Escuela Ayllu. Actualmente, la educación se
caracteriza por una idealización del “intelectualismo” y la separación perversa
del estudio del trabajo en el sistema nacional educativo; como resultado
existen actitudes en la población que menosprecian el trabajo manual y
productivo. Por eso, exhortaba Carlos Salazar Mostajo: “Los reto
públicamente a asumir el papel tal como nosotros lo hicimos, a cumplir con el
más supremo valor la responsabilidad inherente, a sacudirse del marasmo en que
ha caído la profesión de profesor, a imitar las virtudes de la generación de
Warisata” Es decir, el “imitar las virtudes de la generación de Warisata (1931
- 1940)”, es practicar la educación productiva integral en el ejercicio de la
docencia, por cierto, ahora ocurre lo contrario porque así lo determinaron las
políticas educativas imperantes.
Aunque, el plan
estatal de 1926 de educación popular de Simón Rodríguez planteaba una escuela
de “artes, oficios y talleres”, pero los habitantes de la capital de Bolivia,
Sucre, tildaron de “loco” a Rodríguez, porque afectaba a los intereses de la
clase dominante. En el Código de la Educación de 1955, se enuncia como base de
la educación boliviana, “es activa, vitalista y de trabajo Pero, en realidad no
se ha llevado a cabo en la práctica.
En las bases
filosóficas de la reforma educativa (1994) ya no se menciona la educación
productiva. Por lo tanto, revisadas las bases filosóficas de las políticas
educativas anteriores del país, parece que no se han establecido las bases
filosóficas de la educación productiva como políticas educativas del Estado.
Como resultado de aquello, la población actual desprecia al trabajo manual y
técnico, valorando el intelectualismo doctoril, militarismo y sacerdotal cristiano.
Al extremo no
sólo de aniquilar la cultura madre de los pueblos originarios, sino exterminar
todo rasgo de economía comunitaria. Eso, ha sido la labor central del modelo
neoliberal pro imperialista de los gobiernos entreguitas de los recursos
naturales, asimismo ha afectado seriamente la sabiduría de los pueblos andinos
originarios.
Frente al
problema es construir una educación respondiendo a la realidad cultural,
económica, social, y política. En base a las necesidades reales de la población
escolar y de la comunidad como se ha trabajado en la Escuela Ayllu.
Desarrollo
Hace ochenta
años, en el atardecer del día 2 agosto de 1931, Avelino Siñani, campesino y
arriero aimara, y Elizardo Pérez, profesor rural, se estrechaban en un abrazo
jubiloso: Había concluido la faena comunal con que se iniciaba la construcción
del local de una escuela para niños de
Warisata, en el norte de Bolivia. Aunque los unía el mismo sueño,
probablemente no imaginaban entonces que, al cabo de pocos años, la escuela que
fundaban se convertiría en la mayor experiencia de educación rural en América
Latina.
No obstante el
brillo estelar de Warisata, su creación no constituyó un hecho aislado en el
continente. Durante la primera mitad del siglo XX, los pueblos indígenas
andinos lucharon ardorosamente por conseguir escuelas para sus niños. En una
época en que dominaba el gamonalismo en el campo, hubo líderes y maestros
indígenas que sufrieron persecución y amedrentamiento por el solo hecho de
fundar una escuela o gestionar la creación de un centro escolar. Uno de estos
líderes fue Avelino Siñani, que aprendió
a leer y escribir a ocultas del hacendado y se propuso compartir ese saber con
los niños aimaras de su comunidad en una humilde “escuela” que él mismo creó en
1919. Años después, Siñani conoció al profesor Elizardo Pérez, que había sido
enviado por el gobierno boliviano para trabajar en la región. Unidos por una
misma visión, comenzaron la tarea de
construir un escuela para Warisata. Siñani contaba ya con el respeto de su
comunidad, y Elizardo Pérez se lo fue ganado por el empeño que ponía en la
labor. Con ellos al frente, y cada vez con mayor participación de las
comunidades aimaras de Sorata, se fue levantando la escuela con un modelo
educativo de veras innovador.
El edificio
mismo habría de tener en pocos años una estructura inusual. Además de las aulas
y un ambiente para la dirección, tenía
un pabellón de internado con cinco dormitorios, con capacidad para 150
personas. Además, contaba con ambientes para talleres de carpintería, tejidos,
alfombras, herrería, y un terreno extenso para el huerto. En medio de los
edificios, un patio con jardines donde florecían gladiolos y kantutas. El espíritu creador de los dos líderes, uno
campesino, el otro citadino, animó a los comuneros. Las crónicas que describen
la empresa varían un tanto, pero todas hablan de jornadas intensas de trabajo
colectivo con tradición comunal, por turnos, con ceremonias y cantos
acompañados de tarkas y pinkillus. El principio no fue feliz. Tuvieron que
pasar semanas para conseguir que los comuneros vencieran sus recelos y se
sumaran al esfuerzo de los dos pioneros, que, solos, comenzaron a preparar el
terreno. Mientras se avanzaba con la
construcción, pared por pared, techo por techo, se desarrollaban las labores
escolares con una población que concertaba sus tiempos para estudiar y trabajar
en sus campos, como es tradición en el Ande. En ocasiones, las comunidades cercanas
prestaban su apoyo. Carlos Salazar Mostajo, que fue profesor en Warisata,
recuerda emocionado la faena comunal realizada en cinco días para reabrir un
acueducto “inkaico” que llevaría agua al
huerto y las chacras de la escuela desde las lejanas faldas del Illampu, nevado
protector de Sorata.
La escuela de
Warisata se fue perfilando como distinta a las demás. El edificio que la
albergaba no fue construido siguiendo un molde general de las escuelitas
indigenales bolivianas. No; fue erigido
para ser un ambiente de trabajo y aprendizaje, para acciones distantes de la
rutina donde, en medio del silencio andino, se escucha el coro de niños que
repiten una lección. Tampoco iba a ser –no lo fue- un lugar que permanecería
vacío en ciertos días y épocas. En Warisata no había “vacaciones escolares”: se
trabajaba todo el año, en consonancia con el calendario productivo de la
comunidad, y las labores no terminaban pasado el mediodía, como se acostumbra
en los sistemas escolares, porque siempre había alumnos y maestros trabajando
aun llegada la noche. Esto sucedía porque Warisata no era solamente una escuela
de niños. Allí, junto los pequeños de Jardín (de 4 a 7 años) y los de la
sección Elemental (hasta los 10 u 11 años), concurrían los jovencitos de la
sección Vocacional, y, finalmente, escogidos entre los mejores, los de la
Profesional, una de cuyas secciones era la Normal, de la cual egresaron
maestros rurales que dejaron huella en muchos lugares del gélido altiplano
boliviano.
Por los años en
que existió Warisata, los planes de estudio del sistema boliviano eran
concisos, con rubros más bien generales. Esto permitió que en la escuela se
desarrollaran programas propios ligados a la realidad campesina del norte
boliviano, con acciones ejecutadas muy cerca de la comunidad y con
participación de la misma. Un año no era igual a otro, porque los asuntos
cambiaban. Años después, se acusaría a los maestros de Warisata de no tener una
planificación en regla, como lo disponían las autoridades de La Paz. Muy
difícil debió ser para los maestros de Warisata el intento de encasillar en
documentos administrativos lo que se hacía en una verdadera escuela de trabajo,
ámbito donde los aprendizajes escolares se entretejían con las labores de
producción agrícola o artesanal. Una granizada podía hacer que todos
abandonaran sus lechos para salvar a medianoche los almácigos, suceso que sería
examinado después para ganar experiencia; la rotura de un eje podía quebrantar
la rutina de producción en un taller y dar lugar a explicaciones de mecánica;
la floración de la quinua, la limpieza de una acequia, el nacimiento de un
ternero, todo podía ser ocasión de aprendizaje, para los comuneros mayores de
manos encallecidas y para los niños y adolescentes, que seguían siendo el
centro de la atención pedagógica.
La escuela de
Warisata hizo realidad las normas del
Estatuto Orgánico de la Educación Indigenal, aprobado en 1919, que contenía
ideas avanzadas para su época; pero las llevó más allá. No estaba previsto en
el Estatuto que Warisata llegaría a tener un personal de 54 personas,
conformado no solo por profesores sino también por “maestros” de labores
productivas, músicos, poetas, “curiosos”. Dos escritores puneños y un artista
cusqueño se cuentan entre el personal que laboró en la escuela, a la que
llegaron también José Antonio Encinas y Gamaliel Churata. Tampoco estaba
previsto que los comuneros intervendrían en el gobierno de la escuela, como en
efecto sucedió desde que fue conformado un Consejo de Administración integrado
con autoridades comunales, y que actuaba siguiendo las normas tradicionales
para tomar acuerdos y hacerlos cumplir.
La escuela de
Warisata pronto se convirtió en el centro de un núcleo conformado con tres escuelas más, dos unidocentes y una
polidocente incompleta, que recibieron su influjo saludable. Años después, el
número de escuelas integrantes del núcleo se elevó a 33. Y así, con una escuela
central y escuelas seccionales en torno, se constituyó un modelo de
organización valioso para el altiplano, donde la dispersión de las poblaciones
da lugar a pequeñas instituciones escolares también dispersas y aisladas. Luis
E. Valcárcel –que fue Ministro de Educación (1945,1946-1947) del Presidente
Bustamante- daría después un gran
impulso a los Núcleos Escolares Campesinos, de los cuales puede ser precursor
al núcleo escolar de Warisata.
En un medio
social hostil a la educación del indígena, la escuela ayllu no fue vista con
buenos ojos. Se tiene noticia de muchos
actos en contra, inspirados por los intereses de los gamonales y mineros de la
época. Por orden de uno de ellos fue destruido el acueducto antiquísimo; el
hermano de Elizardo Pérez, que llevaba en mulas de arriero útiles escolares
para Warisata, fue tomado preso acusado de delincuente; las autoridades de
educación de la capital desaprobaban la gestión pedagógica y administrativa de
la escuela; los profesores fueron acusados por la prensa de conspiración
comunista; hasta se decía que Warisata era causa de la migración de campesinos
a las ciudades, puesto que ya conocían otros oficios. La escuela ayllu resistió
nueve años y pudo avanzar mientras contó con algún soporte gubernamental y con
el reconocimiento internacional. El
Presidente Germán Bush –el último en apoyar a Warisata- decretó que el 2 de
agosto, aniversario de Warisata, fuera considerado como el Día del Indio; la
ley de Reforma Agraria de 1953 fue promulgada un 2 de agosto, y ese día es
ahora, por decisión del gobierno presidido por Evo Morales, Día de los Pueblos
Originarios.
Al margen de los
homenajes, mucho es lo que podemos aprender de la experiencia de la escuela
ayllu de Warisata, pero lo más importante tal vez sea esto: La educación rural
es posible en la medida en que tenga perfiles propios y no sea mero calco de la
educación urbana. Para ello se necesita creatividad, compromiso y osadía,
calidades que tuvieron los conductores de Warisata durante los nueve años que
la escuela pudo sobrevivir.
No es arriesgado
decir que la escuela de Warisata tiene mucho parecido con la Colonia Gorki,
dirigida por Antón Makarenko, la otra gran experiencia de educación ligada al
trabajo productivo. Entre ambas experiencias no hubo –no podía haberlos- vasos
comunicantes; pero lo común entre ambas fue la inserción del trabajo productivo
en la educación.
Encinas pasó un
mes en Warisata, pocos años después de la publicación de suEnsayo de escuela
nueva en el Perú (Lima, Minerva, 1932). Poco sabemos de esa estadía, salvo que
dictó cursos para maestros, probablemente de sicología del niño, asunto que le
preocupaba mucho.
Es importante
señalar que este modelo educativo constituyó un hito histórico importante en la
Educación Boliviana que asimiló aspectos fundamentales de la educación
precolombina, específicamente de la cultura incaica, que se orientaba hacia
metas de beneficio comunitario y colectivo asumiendo tareas determinadas de
acuerdo a las edades con el fin de lograr la productividad.
Esta Escuela de
Trabajo se desarrolló bajo los fundamentos bien definidos: en lo político fue
una escuela anti-feudal y anti-imperialista que buscó la liberación de las
masas indígenas de Bolivia en la lucha contra el régimen de la servidumbre.
En lo
sociológico se constituyó en una escuela socialista y/o colectivista donde se
practicó el ayni, la mink’a, el tupu, la sayaña, la aynocka.
Como fundamento
económico se destaca como una escuela productiva, a través de la agricultura,
la ganadería y los talleres como la carpintería; la alfarería, tejidos y otros
que fueron fuentes de auto sostenimiento; el fundamento pedagógico de este
modelo fue una escuela única, laica y bilingüe.
En lo cultural
adoptó una educación por el arte en la música, el teatro, la literatura, la
plástica, y finalmente en lo filosófico es importante hacer mención la trilogía
de ama sua, ama llulla, ama kella (no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas
perezoso).
El modelo Warisata
Fue muy
diferente a una escuela transmisionista donde el alumno es un mero receptor
pasivo de conocimientos, es decir, distinto a la educación escolástica y
enciclopédica de la colonia y el feudalismo de procedencia europea donde el
contexto y contenidos son dogmáticos y ajenos a la realidad, que
lamentablemente persiste en la educación actual con consecuencias en que el
estudiante es individualista, consumista, dependiente, acrítico, con baja
autoestima y complejo de inferioridad.
Con el
advenimiento de un gobierno que responde a las demandas de la clase marginada y
excluida, la educación se orienta hacia un cambio estructural, con una mirada
incluyente, eliminando todo tipo de injusticias para brindar igualdad de
oportunidades.
En este
contexto, se plantea una educación descolonizadora, comunitaria, productiva,
científica, intracultural, intercultural y plurilingüe que se sustenta
fundamentalmente en los postulados de la Escuela Indigenal de Warisata.
Asimismo, en el
modelo pedagógico histórico, si se quiere también en un currículo de corte
crítico, en este panorama es producto de las luchas sociales en la perspectiva
de la liberación y transformación económica, social, político e ideológico
enfatizando una interrelación dialéctica en la unidad teoría-práctica, relación
entre la ciencia y realidad, el trabajo productivo de acuerdo al desarrollo
individual y social.
Se orienta
también en la recuperación y desarrollo de los saberes, conocimientos y lengua
de las naciones indígenas que en algunos casos están en proceso de extinción;
tiene una perspectiva para la interrelación y convivencia simétrica entre las
culturas del Estado Plurinacional y del contexto mundial.
En este sentido,
más allá de una reforma educativa en el país, constituye una Revolución
Educativa orientada hacia los cambios estructurales del Estado Plurinacional.
Para asumir este
proceso educativo, el desafío es enorme para todos sus actores, en particular
para los profesionales de la enseñanza (profesores), a quienes como componentes
centrales les corresponde asumir un rol con compromiso social y de verdadera
vocación de servicio, para ello es fundamental el cambio de actitud de los
docentes.
En esta línea
para ejercer un liderazgo intelectual y moral, es necesario que se conviertan
en profesionales intelectuales y transformativos para ayudar a los estudiantes
a desarrollar una fe profunda y duradera en la lucha para superar las
injusticias económicas, políticas y sociales, asimismo se necesitan también docentes
al margen de investigadores con capacidad para combinar la reflexión y la
práctica académica con el fin de formar estudiantes reflexivos, críticos y
productores a partir de su cultura.
Otro aspecto que
es importante para meditar, es referido a la participación comunitaria con
poder de decisión en la gestión de procesos educativos. En ese sentido
es vital que asuman una participación con mucha honestidad y responsabilidad
dejando de lado intereses personales o de grupo que lastimosamente se percibe aún
en la situación actual, para evitar dificultades y problemas, es necesario
establecer los márgenes de actuación.
De la misma
manera es fundamental sensibilizar y brindar una orientación adecuada que les
permita asumir el rol para el desarrollo de la educación con perspectivas hacia
los profundos cambios.
Finalmente, es
importante también referirse a la administración del Sistema Educativo. En este
contexto, es necesario que las autoridades del nivel central y de niveles
subalternos desarrollen un trabajo que realmente coadyuve al cambio radical que
se tiene planteado.
Desde esta
mirada es fundamental que los cargos jerárquicos sean ocupados por
profesionales idóneos y conocedores de la realidad educativa, con principios
plenamente revolucionarios y comprometidos con los cambios estructurales en la
perspectiva de un desarrollo educativo, económico, cultural y social en una
situación de igualdad de oportunidades.
El pensamiento de la Escuela Ayllu de Warisata
La cuestión es
la reconstitución del pensamiento filosófico productivo educativo de la Escuela
Ayllu, bajo los principios de complementariedad y reciprocidad con la comunidad
y la naturaleza. Las preguntas del problema son: ¿Si existe una tradición del
ocultamiento del aprendizaje productivo por las políticas educativas, las bases
filosóficas de la Escuela Ayllu no están visibilizadas actualmente? ¿El
aprendizaje productivo de la Escuela Ayllu se manifestará como opción para el
país?
Existe el
ocultamiento de muchas experiencias entre ellas la práctica pedagógica de la
Escuela Ayllu, una educación que favorezca a las mayorías nacionales, es decir,
el Estado Boliviano fundado en 1825, ha seguido las líneas educativas
implantadas en el coloniaje. Un modelo educativo para grupos privilegiados por
la corte de España en América.
Ya en la
República, el modelo educativo se ha profundizado llegando a un estado
calamitoso y egoísta incluso con la Reforma Educativa de 1994, por que
impusieron una educación que respondía a los intereses de las empresas
trasnacionales e ideologías imperialistas, por ejemplo, el empleo en las aulas
las estructuras de las "competencias" cognitivas, que construyen
solamente el conocimiento ideal del individuo y se olvidan de las prácticas en
sí de la ciencia, tecnología y la técnica.
El aprendizaje
productivo sin duda es una opción para el país, a través de la reconstitución
del pensamiento filosófico productivo educativa de la Escuela Ayllu de
Warisata, porque si no retomamos las huellas productivas del pasado
aymara-quechua, de otras nacionalidades indígena-originarias, estaremos al
borde del colapso económico y al filo de la culminación como cultura y como
país.
Por eso, la
resistencia educativa de la Escuela Ayllu tiene mucha importancia actualmente,
ya sea como respuesta ideológica y la concientización a través de la educación
para la liberación no sólo de las ataduras o miedos de pueblos oprimidos y
esclavizados, sino esencialmente la reconstitución del amor al trabajo
socializado y la producción comunitaria.
La
responsabilidad productiva tiene raíces en los pensamientos y las prácticas
profundas de la cultura andina a través de las ayudas recíprocas conscientes
como el Ayni, Minka y otros.
Estas sabidurías
han permitido la transmisión de labores comunitarias en generaciones a través
de la educación por el ejemplo. Así, existe en el país un accionar ético-moral
como responsabilidad productiva en las sabidurías andinas.
Sin embargo,
siempre han entendido los pueblos originarios de los Andes, de dónde venimos,
qué estamos haciendo y a donde vamos, a partir del reconocimiento de sí mismos
como entidad cultural autentica. Sin duda, es existencia desde lo más profundo
del ser y lógica, una forma de vida y de morir con identidad propia, es la
visibilización de nuestras potencialidades para no sólo trascender sino
comprender la misión de vida en equilibrio con la naturaleza.
Por eso, el
trabajo pedagógico en la Escuela Ayllu estaba en reciprocidad con la comunidad
y la naturaleza a través de las labores agropecuarias y los talleres, concibiendo
así una "escuela productiva" bajo una trilogía de "estudio,
trabajo y producción". Este hecho nos muestra que la educación estaba
dirigida con una visión trascendental que establecía un nuevo tipo de relación
entre la educación y la producción.
Sorprendiendo,
altamente esta pedagogía en esos tiempos en el ámbito nacional e internacional,
cual es la de preparar al estudiante por, en y para la vida con un trabajo
creativo dentro la comunidad. Según la filosofía de los fundadores de la
Escuela Ayllu el nuevo educador debía ser capaz de construir su escuela,
equipar, implementar talleres, fundar núcleos con producción agrícola,
organizar asistencia social, impulsar el mejoramiento del hogar, bilingüe, etc.
Por lo tanto, la
visibilización y la sistematización del pensamiento filosófico educativo
productivo de la Escuela Ayllu y de otras experiencias pedagógicas es base
esencial, ahora, para una convivencia humana liberadora que genere una
Revolución Educativa hacia el aprendizaje productivo-comunitario, tanto para
salir de la dependencia y la pobreza como para la reconstitución del país
plurinacional.
Warisata y el desencanto criollo: “INDIO LETRADO, INDIO ALZADO”
Warisata, la
Escuela-Ayllu, es una de las más sobresalientes experiencias educativas
impulsadas por indígenas para indígenas, que por su doctrina alcanzó a
propagarse e imitarse incluso en otros países del continente americano. Es
fundada el 2 de agosto de 1931 (CEA, 2003: 34) en la localidad del mismo
nombre, de la provincia Omasuyos del departamento de La Paz – Bolivia. La
fundación de Warisata estuvo ligada a una postura beligerante, que planteaba la
defensa de los derechos del indio[1], la conservación de su gran herencia
cultural, el mantenimiento de sus instituciones
sociales y económicas como el Ayni, Mink`a, Jayma, Ayllu, Aynuqa, Sayaña, Etc.
(Salazar, 1997: 73), pero siempre ligada a tierra y territorio. Y no
necesariamente a resistencia y expansionismo como afirma Brienen (2005).
Si bien tal
definición de sus propósitos fue la razón de su éxito y de su celebridad
internacional, fue asimismo la causa de su liquidación tras diez años de vida
(1931-1940), ya que los regímenes de gobierno no podían consentir que una
escuela de ese tipo prosperase y se multiplicase, sin el riesgo de socavar los
fundamentos mismos de su estabilidad política y de sus privilegios de clase
criolla dominante (Salazar, 1997: 73), una de cuyas bases residía justamente en
la servidumbre. Warisata, es un hito que marca el inicio y el fin de una
experiencia sin igual en la historia de la educación boliviana, por ello es
fundamental seguir explorando en las razones de su destrucción para una
reflexión que evite un nuevo fracaso a las nuevas generaciones.
Iniciemos
afirmando que Warisata es el resultado de varias experiencias particulares
llevadas de manera clandestina, por otros indígenas y caciques como Santos
Marka T`ola, Pablo Zárate Willka, entre otros en décadas pasadas, que luego es
canalizado por Avelino Siñani al que se uniría Elizardo Pérez en representación
del Estado boliviano. En el esfuerzo conjunto de Siñani y Pérez se organiza una
escuela que estuviera al servicio de la comunidad, que respondiera a las
necesidades inmediatas de la población indígena (Salazar, 1997: 73-82), esta
obra es realizada por voluntad colectiva y no por el sistema del esclavismo, de
un rey o de una casta criolla dominante.
La escuela
contaba con más de 200 niños internos, mantenidos con recursos propios, los
niños crecían sanos y fuertes con condiciones admirables, el campesino empezaba
a obtener frutos de la escuela (Salazar, 1997: 88) desde el préstamo de
sementales con que mejoraba su ganado y lo más importante, se habría la
comunicación entre el Ayllu y la escuela.
Muy pronto la
oligarquía criolla arremetió contra Warisata, apoyada en una serie de maniobras
y calumnias infundadas por parte de marka q`aras o vecinos de los hacendados de
Achacachi. En abril de 1934, había comenzado una persecución a sus máximos
líderes entre ellos Siñani y Pérez, pero el ultraje seguido de flagelamiento
más salvaje, fue cometido por el Corregidor de Achacachi Sixto Hernán, en
contra de Mariano Huanca y Pedro Rojas (CEA, 2003: 38). La estrategia de los
gamonales criollos, fue desvirtuar y distorsionar los objetivos
reivindicativos, acusando a Warisata de ser un centro de programación comunista
y rebelión indígena (CEA, 2003: 38). Es importante hacer notar que durante esta
etapa se producen una serie de amedrentamientos y persecuciones a maestros y
estudiantes de los otros núcleos escolares afines a Warisata, pese a ello la
labor continuaba hasta llegar a 1940.
La
administración de Warisata estuvo a cargo del Parlamento Amauta, integrado por
campesinos, maestros y alumnos (Salazar 1997: 75-82). Lo primero que hicieron
los destructores de la educación campesina, fue suprimir este gobierno
–Parlamento Amauta-, negando en absoluto la intervención del indio en los
asuntos de la escuela (Salazar 1997: 83), torpeza que jamás fue remediada
probablemente con el propósito de impedir que el “siervo” pudiese discutir
acerca de su propio destino.
Elizardo Pérez
(1992) menciona a Byron y Donoso Torres como los autores de la muerte de
Avelino Siñani, tras un fuerte altercado verbal llevado el 30 de enero de 1941,
en un intento por salvar la escuela. El 31 de enero como consecuencia de la
tristeza que embargaba a Siñani, éste muere, y muere con él el sueño de todo un
pueblo que había luchado por su liberación a través de la educación. Es
pertinente aclarar que éste no es un tema cargado emocionalmente, ni ligado a
simple apología sin bases reales, sin sentido.
Recapitulando,
Warisata es el fruto de la inquietud de un pueblo, funciona por esfuerzo del
indígena, tiene una educación orientada al “ayllu”, es amenazada y calumniada
por los criollos constantemente hasta su destrucción.
Los motivos de
la destrucción pueden ser varios, pero sobresalen el interés de las élites
gobernantes eliminar cualquier intento de superación y administración de
instituciones educativas de indios para indios.
La
responsabilidad de este desastre es imputable a las esferas jerárquicas de
educación rural y a los regímenes de gobiernos de la época que permitieron la
destrucción de Warisata y los que nunca hicieron nada por restaurar sus
doctrinas.
Warisata es el
resultado de una serie de luchas del propio pueblo indígena, por ello la
doctrina responde cabalmente a ese pueblo, y no tiene que ser entendido como un
intento de acabar por completo con el ayllu, si bien existió la participación
estatal a través de Elizardo Pérez, estuvo ligada al apoyo con maestros para
Warisata, más la construcción y toda la filosofía era el reflejo de las
aspiraciones de un pueblo reprimido por varios años.
Finalmente el
temor expresado de las élites criollas ante la educación de los indígenas, el
desencanto traducido en términos de “Indios letrados, indios alzados”, es una
de las razones para su destrucción, ligado a la traición y desunión de algunos
indígenas.
La escuela ayllu
está unida al nombre del Tata Santiago Poma, Aymara de la legendaria Achacachi
quien a fines del siglo XIX, quiso levantar una escuela en su comunidad, por
eso fue capturado y conducido a la cárcel, arrastrado por los caballos de los
soldados, flagelado, torturado y encarcelado por tres años; fue perseguido, su
propiedad robada y su familia hostigada. ¡Delito tremendo para un Indio en
Bolivia, anhelar su propia educación! Ya anciano, Poma tuvo fuerzas para ayudar
en la construcción de Warisata y dejó un mensaje que debe ser recordado:
"Hace tiempo alcancé a levantar una pequeña escuela para los niños de la
comunidad. Este acto, fue interpretado como un incalificable delito, y un día
…con otros compañeros más, fui conducido a la cárcel de la capital, atado a la
cola de los caballos que montaban los soldados. Mientras tanto, impunemente,
las barretas de los opresores se encargaban de consumar la obra destructora...
El edificio de la escuela fue demolido. Llegado a la cárcel el fiscal me hizo
flagelar… y luego dispuso mi encarcelamiento, que duró tres años… Hoy me hallo
reducido a la condición de colono, que quiere decir esclavo. Esta escuela
/Warisata/ objeto de nuestras preocupaciones y desvelos, es de los indios, y
yo…tomo posesión de ella en nombre de nuestros abuelos"
Lleva también
esta escuela, los sueños y la lucha de Avelino Siñani quien dio su vida por la
construcción de la Educación Aymara y fue perseguido sañudamente por la Bolivia
criolla, fue preso y torturado, su hijo de 18 años fue maltratado hasta ser
muerto y su hermano apresado, por el delito terrible en la Bolivia criolla, de
fundar escuelas. Cuando Warisata fue destruida el Tata Siñani se murió de pena.
Claro que antes fue perseguido, encarcelado y flagelado. Avelino Siñani tuvo
una visión educacional muy clara, a principios de 1900 estableció varias
escuelas ambulantes indigenales manejadas por los Aymaras mismos (ningún
criollo quería oficiar de maestro) con toda la filosofía Aymara de unión de
trabajo, teoría y la reproducción de la ciencia y cultura indígena.
Las escuelas indígenas Aymaras
Fueron objeto de
una sañuda represión por parte de diferentes gobiernos bolivianos y también por
los gamonales latifundistas que las acusaron de subvertoras del orden y
racistas, desechando su grandeza calificándola de utópica y mesiánica. Cada uno
de los Aymaras y algunos bolivianos solidarios con este proyecto (como Elizardo
Perez, Fausto Aoiz, y otros) fueron perseguidos.
La normal fue
levantada en 1930 con jornadas de trabajo voluntarias de los comunarios
Aymaras, con sus propios aportes, con admirable organización, constancia,
tecnología y arte. Así, se construyeron por ejemplo un acueducto, talleres de
experimentación, aulas e internados que sirvieron a la escuela. Obras que
serían destruidas luego por los bolivianos mestizos.
Desde 1900 al
actual año 2003 ha pasado bastante agua bajo el puente, son 103 años y seguimos
gobernados por extranjeros que nos odian. La "Masacre de Warisata"
realizada el 20 de septiembre del 2003 por órdenes del gobierno de la alianza
de partidos racistas y de extrema derecha (MNR, MIR, NFR, UCS) nos ha mostrado
que las visiones de mundo de criollos e indígenas poco han cambiado.
El ex-ministro
de gobierno el yugoslavo Yerko Kukoc se apresuró en ordenar la detención de
catedráticos y estudiantes y afirmó firmemente que "Desde hace tiempo,
tenemos información de gente con ideas radicales. Son intelectuales que quieren
dar formación altamente radicalizadas".
”ESCUELA AYLLU” Escuela integral
Esta educación
es integral porque abarca todas las formas inherentes a un organismo educativo,
porque saliendo de su recinto, se extiende a la comunidad en su conjunto,
combinando aula, tierra y taller, lo que significa la formación de un hombre
estudioso, trabajador de la tierra y capaz de producir con los recursos del
medio ambiente. Estas proposiciones, fueron un desafío respondido con increíble
imaginación, fuerza y convicción y asi Warisata se adelantó a las más recientes
concepciones educativas. Mencionaremos algunas:
ü
Supresión del horario, lo que,
lejos de sembrar el desorden, facilitaba las labores a un grado asombroso.
ü
Supresión de exámenes,
eliminando esa carga que pesaba sobre los niños como una pesadilla y muy normal
en las escuelas europeas.
ü
La co-educación, o sea la
educación sin discriminación de sexos. Su consecuencia, el internado mixto, fue
admitida de modo tan natural en Warisata, que nunca dio lugar a la menor nota
negativa en la relación entre ambos sexos.
ü
La reducción del tiempo de
escolaridad. Warisata tenía un Jardín Infantil, al que ingresaban niños de
cuatro a siete años de edad; una sección Prevocacional o Elemental con tres
años de duración, una sección Vocacional, también de tres años, y una sección
Profesional que, con la sección Normal, no tenía un plazo fijo.
ü
El bilingüismo en la enseñanza,
que nunca fue problema en Warisata.
ü
La formación o educación del
espíritu a través del trabajo, restablecimiento de la moral aimaro-quechua en
toda su dimensión.
ü
El desarrollo de cualidades y
aptitudes psicomotoras mediante la plástica, la música y la educación física,
problema hasta ahora escasamente comprendido por la docencia boliviana.
ü
La reducción de la carga
curricular suprimiendo todo aquello que no correspondiera a las necesidades
inmediatas de la vida campesina.
ü
La alimentación y la higiene,
como bases para un desarrollo mental, solucionadas en gran medida con los
internados.
Por último, esa decisión inadmisible en
la actual educación campesina, de suprimir también las vacaciones anuales, pues
siendo una empresa de actividad permanente, siendo la vida misma de la comunidad,
no reducida al aula, no tenía sentido interrumpirla ni un solo día.
Con este
sistema, la escuela ayllu se autoabastecía y no tenía casi la necesidad de la
ayuda del Estado. Warisata llegó a tener más de doscientos niños internos de
ambos sexos, mantenidos con los propios recursos de la Escuela, que tenía sus
despensas llenas hasta el techo, resultado de una alta productividad agrícola.
Nuestras aulas eran limpias, amplias, con grandes ventanales, con piso
machihembrado, dotadas de mesas, bancos y sillas fabricados todos en nuestros
talleres. Los jardines tenían flores aún en lo más crudo del invierno; cada
curso tenía lotes de experimentación de cultivos—refuerzo considerable en su
alimentación—bordeados de eucaliptos, pinos, kollis y kiswaras. Nuestros campos
solían ser los únicos que, mediante riego y abono, reverdecían en el gris del
altiplano, quemado por la sequía. La escuela resplandecía de limpia, sin una
mancha, sin una raya; nuestros internos dormían en catres de hierro hechos en
la misma escuela, con higiénicos colchones de totora (kesanas) tejidos por
ellos mismos o por sus padres. Los niños crecían sanos y fuertes, bien
alimentados y vestidos y con admirables condiciones para el trabajo.
http://warisataescuela.blogspot.com/
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